jueves, 4 de marzo de 2010

Una vez lei una teoría sobre la vida que se me quedó grabada a fuego. Es como una de esas típicas frases escritas en una pared de tu ciudad: "¿Vives o matas el tiempo?". Solo te hace falta leerlas una vez para no olvidarlas nunca. Esa teoría decía que la vida era una sucesión de habitaciones. Como en una obra de teatro. Primer acto, primer decorado. Está el protagonista y los personajes que ayudan a desarroyar la acción. Segundo acto, segundo decorado. Mismo protagonista, distintos personajes. Y así un millón de veces más, hasta que acabe la gran función.

A partir de esta teoría desarroyé una propia, y es que siempre distinguí dos tipos de protagonistas: los que se sientan y ven pasar la película de su vida, resguardándose en la teoría de un falso destino que todo lo rige, y dejándo hasta a los extras modificar el guión. Protagonistas que se confunden con espectadores.

Y, por otro lado, los que agarran la claqueta con firmeza y le roban el papel al director. Su película llega al final, como la de todos, pero sus flash-backs son muy diferentes, y este tipo de protagonistas, directores, realizadores, productores... se llevan todos los Oscars.

Y ahora, te invito a que te plantees de qué tipo quieres ser. Te aconsejo que recapacites que la cadena de montaje no tiene el botón de "pause". Te recuerdo que cualquier dia puede ser el primero del resto de tu vida. Y ahora, respóndete: ¿Vives o matas el tiempo?





"...y pensé: cuántas veces así duerme el genio en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: levántate y anda!"

(Gustavo Adolfo Bécquer)


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